Mucha gente desconoce el verdadero
carácter de la enseñanza concertada. La constante politización de
la educación, la antigua fuerza de la enseñanza católica y las
malas leyes distorsionan nuestro sistema educativo de forma que mucha
gente confunde educación privada con educación concertada. Otros
creen que es una enseñanza pública mejorada. En general muy poca
gente de la que no esté en el tema conoce cómo funciona y su
regulación real.
En primer lugar ¿de dónde viene este
tipo de educación que sería imposible en otros países de nuestro
entorno? Pues de un pacto entre dos fuerzas, nada liberales, que han
querido dominar la educación para sus fines, incluyendo el
adoctrinamiento ideológico. La Iglesia Católica y la Izquierda
representada por el PSOE. En 1985 un gobierno socialista aprobó la
LODE, con el beneplácito de la Iglesia, que regula los conciertos
educativos. Esta ley es un desastre para la libertad y quiero dejar
claro que mis críticas son a esta legislación y no a los centros
privados que tienen que someterse a ella. Algunas de las
características más importantes que impone esta ley son:
1. La dependencia económica: el “pago
delegado”
En la enseñanza concertada la nómina
del profesor es abonada directamente por el Estado (ahora Comunidad
Autónoma) sin que ese dinero pueda ser gestionado por el centro
educativo. El centro recibe además una pequeña cantidad para el
mantenimiento de las instalaciones y el pago de algunos (muy pocos)
cargos directivos. Como contraprestación el centro se compromete a
no cobrar nada más a los padres en concepto de educación. Esto
supone la pérdida total de la autonomía financiera del centro que
se ve ahogado pues no puede ingresar dinero por los medios normales.
¿A qué lleva esto? Pues a que el
centro intenta captar por medios “alternativos” y de dudosa
legitimidad todo el dinero posible. Actividades extraescolares,
cuotas del APA, deporte, comedor, autobuses, alquiler de las
instalaciones, reutilización de las instalaciones como parkings,
venta de libros de texto... Y esto a su vez genera una percepción
distorsionada del coste de la educación concertada. Así, para
comparar con otros tipos de educación sólo se toma como referencia
el dinero que paga el Estado y no el dinero que de una u otra manera
se “saca” a los padres o el que aportan las órdenes religiosas
directamente para mantener su labor proselitista. La comparación
está por tanto falseada y a no ser que los centros nos muestren sus
cuentas reales, cosa muy improbable, imposible de hacer con
rigurosidad.
Además al colegio concertado le
conviene masificar sus clases para maximizar los ingresos con lo que
intenta captar más alumnos de los que puede asimilar. Por otro lado
se le exige al profesor (sobre todo si es el tutor de la clase) que
consiga que los niños y los padres se apunten a estas actividades
“recaudatorias” generando una dinámica perversa que acaba en la
exigencia del padre: “pago, luego apruebas a mi hijo”, o “pago,
luego le subes la nota en bachillerato artificialmente”,
corrompiendo realmente la función educativa.
El gran pagano de todo este sistema es
el profesor que se ve obligado a dar más horas, cobrar menos y
trabajar mucho más que sus colegas de la pública y tiene encima la
presión de unos padres y directivos que le obligan a conciliar
realidades imposibles como son la de ser justo con las calificaciones
y satisfacer las demandas ilegítimas de muchos padres que sólo
buscan no tener problemas con las notas de sus hijos sin importarles
lo que realmente aprenden. Y no hablamos sin más, el índice de
depresiones y enfermedades asociadas es el más alto en esta
profesión. Por ello el buen profesional en cuanto puede huye de este
tipo de centros, quedando aquellos que son dóciles a la presión, lo
cual aún acentúa más el problema.
2. La falta de libertad de elección:
“los puntos”
Los que argumentan que la concertada
aumenta la libre elección de centro simplemente no saben de qué
hablan. La LODE prevé un sistema de zonificación y de puntos que
hace imposible elegir el centro que se desea para los hijos. La
zonificación consiste en dividir las ciudades en zonas que
corresponden a determinados centros, es prácticamente imposible
elegir un centro demandado fuera de tu zona. No hay más que ver los
mapas de cada ciudad para ver que determinados centros salen
beneficiados por la zona que les han dado.
Los puntos se asignan a cada alumno con
el objeto de seleccionar cuáles pueden o no entrar en el centro. El
sistema de puntos parece diseñado para perjudicar al centro: cuenta
más tener baja renta, ser minusválido, hijo de padres separados...
es decir lo que menos cuenta es ser normal. Lo lógico sería una
distribución que refleje a la sociedad fielmente, sin
discriminaciones ni “positivas” ni “negativas”. En cada
comunidad se ha modificado mucho esta asignación de puntos según
las preferencias de cada partido, pero sigue siendo injusta, como
ejemplo diremos que en caso de empate (habitual) todo se dirime en un
¡sorteo! que suele ser dramático.
Las administraciones educativas
publican datos engañosos sobre los resultados de la asignación de
centro. Hablan por ejemplo de que un 70% de los padres ha conseguido
que admitan a su hijo en el centro que pidió. Esto es una
manipulación. En el formato habitual el padre puede poner tres
centros en la instancia. Si no tiene puntos para los tres centros le
mandan a un público. Por ello el padre no pone con sinceridad los
centros que realmente desea para su hijo, sino sólo aquellos en los
que sabe que tiene posibilidades de entrar. No hay libre elección,
sólo una posibilidad de elección muy restringida entre los centros
de tu zona. Por ejemplo: no cuenta nada que el padre haya sido
antiguo alumno de un centro y quiera que su hijo reciba la educación
en el mismo colegio que él, sentimiento muy natural.
Este sistema, como todas las
regulaciones absurdas, genera una creciente corrupción. Padres que
se empadronan fraudulentamente cerca del colegio que desean,
separaciones falsas, declaraciones de la renta que no reflejan los
ingresos reales... Empieza a ser normal que los padres que se han
quedado cerca de conseguir plaza para su hijo contraten detectives
para descubrir los fraudes y lograr que su hijo entre.
En conclusión: la educación
concertada no aumenta la libertad, no permite la innovación y está
impidiendo la existencia de verdaderos centros libres mediante la
aplicación del cheque escolar.
Enhorabuena por el post, que es muy revelador. Yo soy uno de tantos padres que ante la realidad del sistema de puntos, de la masificación y de cierto deterioro en la calidad, ha tenido que renunciar a la idea de llevar a sus hijos a su colegio de niño y está pagando un colegio privado. Sería muy interesante abrir un debate sobre el cheque escolar pero me temo que hay demasiada ideología e intereses políticos como para tratarlo de modo riguroso. Gracias de nuevo.
ResponderEliminarGracias a ti por leerlo. En el post "¿Aplicamos los principios liberales a la educación?" tienes mi opinión sobre el cheque escolar.
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