miércoles, 28 de septiembre de 2011

¿Dice la ley de 18 a 21? Exactamente, no

La verdad es que yo ni me había leído la ley que regula la organización de los Institutos de Enseñanza Secundaria. Uno hace su trabajo, pregunta a los jefes y compañeros, en algún caso a la consejería y va tirando. Pero empiezan los políticos, sindicalistas y periodistas a marear la perdiz y ya le pica la curiosidad. ¿Qué dice la ley sobre las horas lectivas? Pues, en su artículo 77 exactamente esto:

“Los Profesores de Enseñanza Secundaria y los Profesores técnicos de Formación Profesional impartirán como mínimo 18 períodos lectivos semanales, pudiendo llegar excepcionalmente a 21 cuando la distribución horaria del departamento lo exija y siempre dentro del mismo. La parte del horario comprendido entre los 18 y 21 períodos lectivos se compensará con las horas complementarias establecidas por la Jefatura de estudios, a razón de dos horas complementarias por cada período lectivo.”

El subrayado es mío.

No soy abogado ni especialista en interpretar las leyes que siempre me ha parecido una ciencia esotérica. Pero soy docente y según leo es el Departamento de cada asignatura quien asigna las horas lectivas que da cada profesor con un mínimo de 18. De la redacción de todo el artículo se desprende que no es bueno pasar de 18 así sin más. Por eso habla de compensar con dos horas complementarias a quien tenga más de 18. Y por eso habla de “excepcionalmente” para las 21.

El asunto es lógico y claro. Las asignaturas tienen unas 4 h otras 3, otras 2... y no tienen por qué encajar justo a 18, por eso se establece la flexibilidad. En mi instituto sólo hay plaza para un profesor de Filosofía. Este año hay 19 horas de Filosofía, es idiota pensar en dar 18 y coger a un interino que dé 1 hora. Y lo mismo pasaría si hubiera 21. Pero lo que quiere decir la ley es que lo ideal es repartir de forma que todos tengan 18 o cerca. En el departamento de Lengua, que suele tener muchos profesores, un reparto justo sería: profesor A: 19, Profesor B: 18, profesor C: 19. Y uno injusto sería profesor A: 18, Profesor B: 18, Profesor C: 20. Eso entiendo según la ley.

Y esto no es lo que ha pasado en las comunidades en las que se ha anunciado que los profesores van a dar 20 horas. Allí la administración unilateralmente ha mandado menos profesores de los necesarios para cubrir la plantilla (para ahorrar, claro) y los Equipos Directivos y los Departamentos  no pueden “cuadrar” las horas a 18 porque no les llegan los profesores. Si cuadran a 19, 20, 21 por la ley tendrán que compensar con dos horas complementarias, y entonces no habrá gente para guardias, para vigilar los recreos, para bibliotecas... o sea el caos. Además algunos profesores tendrán que dar clase fuera de su Departamento, cosa que lógicamente baja la calidad.

Ya he dicho que no soy jurista, pero si me preguntaran a mí diría que la aplicación de la ley no es correcta sino torticera. Y eso puede traer graves consecuencias. En un Estado de Derecho la Administración es la primera que tiene que cumplir la ley. Igual se debe cambiar, pero eso no lo puede hacer una Comunidad Autónoma por su cuenta, creo yo.

domingo, 25 de septiembre de 2011

¿Aplicamos los principios liberales a la educación?



Los liberales en educación parecen estar actuando en contra de sus propias ideas, no sé si por desconocimiento o por la actual coyuntura política española.

En España hay tres tipos de centros educativos. Los públicos, los concertados y los totalmente privados. La enseñanza concertada es lo más alejado de la ideología liberal que puede existir. Se trata de centros sostenidos con fondos públicos y regidos en su mayoría por órdenes religiosas. Con lo cual tienen una doble servidumbre. Por un lado deben cumplir la ley que la administración les impone, por otro están sujetos a los intereses proselitistas de las órdenes religiosas. Estos centros no tienen autonomía financiera, clave de la libertad según la teoría liberal. Ni pueden escoger a sus alumnos que les son asignados por un burocrático sistema de puntuación que genera fraude por doquier. Así que la libertad en estos centros es la menor. No en vano los conciertos son un invento del PSOE.

Sin embargo los padres los suelen preferir. ¿Por qué? Pues porque el colegio privado en España es muy escaso (6%) y muy caro, con lo cual muy pocos pueden acceder a él. Y los padres temen la pública por motivos unos reales otros simples prejuicios: inmigración, desinterés del profesorado, falta de disciplina... En algunos centros esto es cierto en otros, no.

Los padres suelen desconocer que el profesor de la concertada está al límite de sus fuerzas y que difícilmente puede cumplir lo que la propaganda de estos centros promete. Lo digo por experiencia propia. En pura aplicación de la doctrina liberal un profesor buscará su puesto de trabajo donde tenga mejores condiciones laborales. Y esto en España se produce en la pública. Tanto en la concertada como en la privada pagan menos y exigen dar más clases. Luego si pensamos de forma liberal los mejores profesores se irán a la pública, y efectivamente esto es lo que en líneas generales ocurre. Es verdad que el sistema público es más burocrático debido sobre todo a las leyes tipo LOGSE (LOE...) pero eso también afecta a los otros centros. Con lo cual tenemos desde el punto de vista liberal una mala asignación de recursos económicos y humanos.

Lo que ha pretendido la medida de incrementar la jornada lectiva del profesorado en la pública, nuevamente es contrario al pensamiento liberal. El efecto de esta medida acabará siendo un trasvase de dinero y alumnos de la pública a la concertada, creando un sistema todavía más ineficiente y menos libre, por lo que he explicado antes.

Un buen liberal acabaría con los conciertos, derogaría las leyes burocráticas e instauraría el cheque escolar (digamos de un 75% del costo por alumno/año) para que los centros privados realmente eficientes pudiesen tener autonomía financiera y por lo tanto libertad. Eso debería provocar una aumento de la calidad y de la cantidad de los centros privados pues muchos concertados pasarían a privados. Estos podrían hacer ofertas atractivas a buenos profesores, que acudirían a ellos pidiendo la excedencia en la pública. Otros profesores, eligiendo en libertad, se quedarían en la pública si sus ideales se lo aconsejan, aumentando el rendimiento de todos al trabajar con más coherencia con sus intereses.

Además sería un gran ahorro para la administración que dejaría de tener que financiar al 100% a la concertada, con lo que se podría gestionar mucho mejor y con más recursos una enseñanza pública de calidad que cumpliese su función de “ascensor social” para aquel que lo necesite.

Así que si usted es liberal debe oponerse a las medidas de la Comunidad de Madrid o las de Castilla La Mancha que buscan igualar por abajo, política típicamente socialista, en vez de dar libertad para que la responsabilidad individual mejore la educación.

Eliminación de leyes tipo LOGSE (LOE...), libertad de curriculum, cheque escolar, exámenes de grado para evaluar el nivel de todos los centros y garantizar la honradez en la concesión de los títulos, recuperar la competencia de educación para el Estado, esta es una política de verdad liberal en educación.

Y no ampliar los conciertos, política típicamente proteccionista, y aún peor si las instituciones que son beneficiarias de ellas son radicales y sectarias como lo es el Opus Dei.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Carta de un profesor no-huelguista a Lucía Figar

Sra. Figar a mí no me parece bien hacer huelga en educación; pienso que se perjudica a padres y alumnos que no tienen culpa de nada. Ni tampoco soy sindicalista. Gracias a Dios trabajo en Aragón, pero si trabajase en Madrid me lo habría puesto usted muy difícil. Su Consejería anunció a finales del curso pasado que incrementaría las horas lectivas. ¿Cuánto tiempo se tarda en mandar unas indicaciones claras y sobre todo realistas para aplicar la medida? Ha tenido bastante desde que tomó la decisión.

Usted sabe (o debería saber por su cargo) que los Equipos Directivos tienen muy poco tiempo para  casar asignaturas con profesores y hacer horarios. ¿Por qué tardó tanto en mandar las indicaciones?

Usted sabe (o debería saber por su cargo) que un cambio que afecta a más del 10% de la jornada lectiva (2 de 18) es un cambio serio. El que según la ley los profesores deban dar sólo asignaturas de su especialidad o afines complica más aún el tema, de forma que en algunos institutos va a ser imposible aplicar la medida.

Usted sabe (o debería saber por su cargo) que la ley dice que por cada hora lectiva de más de 18 que dé un profesor se le deben descontar dos complementarias. Eso quiere decir que habrá menos guardias, menos vigilancias de bibliotecas, etc. y que el Centro será mucho más difícil de organizar y gestionar.

Usted pide un esfuerzo a los profesores, me imagino que será porque trabajarán más (sino para qué más esfuerzo) pero a la vez dice que seguirán trabajando igual: 37,5 horas totales a la semana. ¿Cómo se entiende eso? ¿Tienen que preparar las clases más deprisa o corregir los exámenes con más celeridad? ¿Y eso no es empeorar la calidad? Si tienen más clases, en general, tendrán más alumnos y tendrán que conocerlos adecuadamente, hablar con sus padres... ¿también lo hacen más deprisa? ¿O tardan más tiempo y lo hacen bien?. Aclárese Sra. Figar; o trabajan más o lo hacen peor, pero no se puede dar dos horas más de clase, trabajar igual y hacerlo bien.

Usted sabe (o debería saber por su cargo) que en la Comunidad de Madrid a un interino que le contratan para todo el curso no le pagan ni julio ni agosto. Y en cambio a un profesor de la concertada contratado por un curso el convenio dice que se le debe pagar todo el año, 14 pagas. Y su consejería es quien paga directamente a los profesores de la concertada. ¿Le parece justo? Y no me cuente que trabajan más horas y cobran menos que ya lo sé, que he estado muchos años en la concertada. Al primero que le conviene que siga la situación de la concertada es al Estado que se ahorra un montón de dinero y problemas explotando a los profesores. Yo creía que queríamos mejorar, no igualar por abajo dando a todos las mismas malas condiciones. Si quiere equidad, pague más y póngalos a 18 horas, su Consejería puede.

Usted sabe (o debería saber por su cargo) que la Junta de Andalucía no ha aumentado las horas lectivas de los profesores a 21. Habrá hecho recortes, como todos en esta época, y debe hacer muchos más (esperemos) pero ese no lo ha hecho, así que no diga... “inexactitudes”.

Usted sabe (o debería saber por su cargo) que el año pasado sólo en la ESO y Bachillerato se hicieron más de 3000 llamamientos a interinos. No hay más que sumar los datos de la página web de la Consejería. Y aún hay más listas de interinos en FP... Luego no se sostiene eso de que sólo contrató a 1700. ¿1300 rechazaron la plaza en estos tiempos? No cuela.

Sra. Figar es que si empieza a decir mentirijillas y malas excusas no le vamos a creer nunca más. Ya nos pasó con Zapatero (a mí en 2003, la verdad). Luego van los sindicatos le pillan... y es peor.

Y encima nos dice que la huelga es “política”... Nada que ocurra en la “polis” deja de ser político pero me imagino que usted quiere decir que la izquierda manipula a los profesores para armar bronca ahora que las elecciones generales están cerca. O sea que nos está llamando tontos. ¿Usted  cree que no pensamos, qué no sabemos por experiencia qué suponen dos horas más de clase?

Pues, no, debe ser que el PP que lleva muchos años gobernando en Madrid va y contrata a unos tontos de profesores. Se ha lucido. Espero que su partido no le nombre para ningún cargo importante si gana las elecciones, por si acaso me pensaré bien mi voto.


Saludos a su marido

domingo, 18 de septiembre de 2011

Cuando un periodista opina sin saber


El periodismo es una profesión difícil. Seguir el hilo de la actualidad obliga a informar y opinar de cosas que se desconocen, parcial o totalmente. Pero es fácil consultar a expertos o personas con experiencia. Sin embargo, en muchos casos, llevados por la parcialidad o la obcecación algunos periodistas mantienen opiniones falsas e incluso ofensivas.

La polémica sobre educación que han levantado las medidas tomadas en algunas comunidades gobernadas por el PP ha hecho que muchos periodistas se lanzaran a opinar sin conocer la profesión docente a fondo. Gracias a Twitter algunos docentes hemos podido entrar en contacto con muchos de ellos y matizar sus informaciones, independientemente de lo que se opine sobre la oportunidad de la medida, los datos objetivos son los que son y no se pueden manipular.

Os contaré un caso de verdadero sectarismo y cabezonería aunque omitiré su nombre por pudor. El periodista en cuestión, en su programa matinal de radio, se pasó varios minutos echando una bronca monumental a los profesores madrileños por protestar sobre el aumento de horas lectivas de 18 a 20 cuando “en Galicia dan 21 desde hace años”. Como eso simplemente no puede ser, le mandé un tweet para aclarárselo. Nada. Como me parecía un periodista serio le mandé otro tweet para advertirle que creía que estaba confundiendo profesores de primaria con secundaria. Me contestó mandándome la noticia indicando que leyera el cuarto párrafo. Y yo le contesté que leyera el primer párrafo donde claramente indicaba “PRIMARIA”. No rectificó ni por twitter ni por radio.

Luego se lío a hacer comparaciones con la jornada lectiva de los profesores en Europa diciendo barbaridades sobre las horas lectivas que daban sin tener en cuenta las semanas de clase, las leyes educativas diferentes, el tipo de alumnado, etc. Como el dato más escandaloso era el de Alemania le indiqué que en este país las clases eran de 45 mn. y no de 60. Y así empezó un surrealista intercambio de tweets para demostrar, al parecer, que dábamos menos tiempo de clase.

Pero se publicó el informe de la OCDE en el que se demostraba que los profesores españoles teníamos una jornada lectiva bastante superior a la media de la UE y de la OCDE. Tampoco nuestro reticente plumilla rectificó ni por un medio ni por el otro. Emprendió entonces una nueva vía, como en dicho informe aparecía que estábamos menos horas que otros países en los institutos atacó por ahí y ha publicado una serie de datos de lo que podíamos llamar “estadística-ficción”.

Nuestro periodista parece desconocer datos elementales como que muchos centros solo abren 6 horas al día, 30 h. a la semana, luego difícilmente podemos estar más. Los profesores españoles normalmente corregimos exámenes y preparamos las clases en casa. Otro dato que al parecer desconoce nuestro contumaz ‘desinformante’ es que todo profesor de secundaria puede dar en la ESO y/o Bachillerato, luego las comparaciones no se pueden establecer con otros países donde eso no ocurre.

Pero esto carece de importancia real. Como ya hemos explicado en otras entradas (aquí y aquí) es imposible cuantificar la jornada real de un profesor. Todo intento lleva al absurdo. Y si realmente se quisiera controlar si trabajamos las 37,5 horas de las que hablan los sindicatos esto se parecería a un estado soviético... con el mismo resultado en cuanto a la eficacia. Simplemente hacemos nuestro trabajo lo mejor que podemos y no miramos el reloj, como la mayoría de los profesionales.

Para ilustrar lo absurdo de estos cálculos voy a hacer un ejercicio de estadística-ficción yo también. Esta semana he estado en un tribunal de selectividad. El jueves corregí 50 ejercicios en 8 horas. Es decir 6,25 ejercicios la hora. Tengo 7 grupos de Filosofía. En una clase hay 30 alumnos y les hago unos 10 exámenes al año. Luego 30*10*7=2.100 exámenes al año. Si en cada hora corrijo 6,25, tardaré 336 horas. Es decir 42 jornadas de 8 horas, aproximadamente 2 meses a 21 días de trabajo. ¿Dónde están estas horas en los cálculos de nuestro periodista? En ningún sitio. Ni son reales. No son más que ficción estadística. No todos los exámenes son iguales, ni siempre las clases son de 30 alumnos ni realmente se puede medir nada de todo esto. Habrá exámenes en blanco y habrá exámenes en los que un alumno se juega el curso que te pueden costar 20 minutos corregirlo y estar toda la noche rumiando la decisión.

Y es que en educación trabajamos con personas, no con números.

Espero que la frase de Manuel Vicent: "Periodista es ese tipo que escribe a toda velocidad de cosas que generalmente ignora y lo hace de noche y la mayoría de las veces cansado o borracho y que no teniendo talento para ser escritor ni coraje para ser policía se queda sólo en un chismoso o en un simple confidente" no sea verdad en todos los casos.




viernes, 9 de septiembre de 2011

El conflicto de los profesores: un ejemplo de mala gestión

El conflicto de los profesores ha dado un giro, para mí inesperado, que demuestra hasta qué punto los políticos toman decisiones apresuradas sin conocer bien las consecuencias.

La forma de asignar plazas a los profesores interinos de Secundaria tiene sus normas y sus plazos. Como toda burocracia es difícil de comprender en un principio, parece pesada y excesiva, pero todo tiene su explicación, aunque creamos que se puede hacer más ágilmente.

Los interinos están ordenados en listas según los méritos que hayan acumulado en su vida profesional. En cada Comunidad pueden variar, pero los méritos más importantes son la nota que sacaron en la oposición y la antigüedad. Todo es mejorable, pero es evidente que la experiencia profesional y la calificación obtenida en una prueba sobre los conocimientos necesarios para desempeñar el trabajo son criterios lógicos.

A finales de agosto solicitan, mediante una aplicación informática, su plaza, ordenando los centros según su preferencia. La administración empareja las solicitudes de los interinos con las plazas a cubrir ese año. Todo se hace de forma informática sin que yo haya tenido noticia de ninguna irregularidad.

Primero se publica la lista de forma “provisional”. Este es un trámite burocrático lógico, puesto que puede haber errores en las adjudicaciones y tanto los centros como los profesores aspirantes deben poder comprobar que las plazas han sido correctamente adjudicadas y recurrir en su caso. Normalmente los errores son mínimos y se producen pocos cambios.

Posteriormente se publica la lista “definitiva”. Este proceso debe estar concluido antes del 1 de septiembre, día en el que empieza el curso para los profesores. Ese mismo día los Equipos Directivos de cada Instituto empiezan el arduo trabajo de confeccionar el horario. Quien no lo haya hecho no sabe la cantidad de variables y de particularidades personales que hay que tener en cuenta para que cuadre un horario. Como ejemplo sólo diré que ningún ordenador es capaz de resolver el problema por sí sólo. Siempre es necesaria la intervención “manual” del ser humano para elegir la mejor opción.

Inmediatamente que se conoce qué asignaturas dará cada profesor y en qué curso, toda la maquinaria educativa se pone en marcha, programaciones, preparaciones de clase, confección de los mínimos de cada asignatura, etc. Como el curso para los alumnos cada vez empieza antes es evidente que este proceso se debe hacer con celeridad y eficacia en la gestión. (En Aragón empezamos el jueves 8 de septiembre este año).

Pues bien, en Castilla la Mancha la Consejería de Educación comunicó el día 7 de septiembre que la lista “provisional” no valía debido a que estaba confeccionada contando con una asignación de 18 horas lectivas por profesor y que se modificaba a 20 h. Por lo tanto nada valía, ni listas ni horarios, ni programaciones, ni preparaciones. La lista definitiva a hoy 9 de septiembre no ha salido. Los Equipos Directivos de los Centros tienen que rehacer la asignación de asignaturas y todo el horario de nuevo sin saber qué interinos en concreto completarán su plantilla.

Esta medida, presentada como ahorradora, ha creado el caos en la enseñanza de Castilla-La Mancha, ha arrojado a la papelera el trabajo de muchos profesores de los Equipos Directivos y ha sembrado de incertidumbre el inicio de curso. Su nefasta aplicación ha tenido como primer resultado el desperdicio del trabajo de los profesores y el retraso en el normal desarrollo del curso.

Pero debemos ir más allá. No sólo se trata de desperdicio de tiempo y trabajo. Los interinos son profesionales dignos. No merecen ser tratados de esta manera. Dado que desde tiempo inmemorial las modificaciones entre la lista “provisional” y la “definitiva” son pequeñas, muchos de ellos han creído con toda razón que tenían trabajo para todo el año y han hecho sus previsiones, gastos, alquiler de pisos, medios de transporte, colegio de los niños, incluso pueden haber renunciado a otros trabajos. Y ahora están en el paro o en la incertidumbre.

No valen excusas. Ahorrar, es en primer lugar gestionar bien, y es responsabilidad de la Consejería de Castilla-La Mancha tener la lista publicada el 1 de septiembre para que las cosas se puedan hacer bien. No lo ha hecho y, aún más, ha rectificado muy tarde destrozando una organización que ya estaba en marcha. ¿Tanto costaba esperar al curso que viene para hacerlo de manera coherente? La Presidenta María Dolores de Cospedal tomó posesión el 22 de Junio, si la medida era tan urgente ¿por qué no se gestionó a tiempo?


Aclaraciones:

Nota 1ª: En la Comunidad de Madrid la situación es similar, ayer salió la lista con los destinos para "funcionarios de carrera en expectativa de destino"; el curso empieza el 13.

Nota 2ª: Se tiene la errónea creencia que los interinos son gente joven que puede cambiar fácilmente el rumbo de su vida laboral. También he oído que han sido "enchufados" por los sindicatos. Y también que no saben porque han suspendido la oposición. Ninguna de las tres creencias es cierta. Los interinos pueden ser de muchas edades pues hay especialidades en las que no se convocan oposiciones durante mucho tiempo. Los sindicatos no influyen en la entrada de los interinos en las listas, aunque sí han reivindicado, y conseguido, que la antigüedad cuente. Y un interino puede perfectamente haber sacado muy buena nota en el examen de oposición pero no tener derecho a plaza fija, por eso en la baremación de las listas cuenta dicha nota. Ambas cosas son justas.


jueves, 8 de septiembre de 2011

Se acabaron los cuentos de hadas

Se acabó creer que cuando un político prepara su campaña electoral, al menos entonces cree en lo que dice. Si así fuera, esas promesas de algunos políticos del PP de dignificar y dotar de mayor autoridad a los docentes si ganan las elecciones no se habrían visto fallidas antes incluso de empezar la cuenta atrás. Algunos de sus miembros, en particular Esperanza Aguirre pese a sus posteriores disculpas (por agravios así como por errores ortográficos) y su compañera de filas María Dolores de Cospedal han logrado ya sembrar en los alumnos y sus padres un desprestigio hacia el profesorado que puede durar unos cuantos años, todo para que la opinión pública se concentre en criticar a ‘esos-trabajadores-con más-vacaciones-que-nadie-que-no-quieren-trabajar-dos-horitas-más-por-el-bien-de-todos’ en lugar de ir al fondo del asunto, es decir, a cómo de repente (y sin previo aviso como en Castilla-La Mancha) un buen número de ciudadanos (docentes interinos) se queda sin poder pagar la casa, la comida o el colegio de sus hijos. Cuando le toque el turno a otro bello oficio, tal vez el de ustedes, acuérdense de ellos, por favor.

Afortunadamente, la vocación docente de la que tanto hablan algunos ahora consiste en que los maestros y los profesores no abandonen la profesión tras ver en qué acabaron sus desvelos por educar a esos políticos que utilizan el arte de orar como demagogia y las matemáticas como medio de falsear la realidad.

Marta Escartín Arias

miércoles, 7 de septiembre de 2011

¿Qué es una hora lectiva?

En origen una hora lectiva no es ni más ni menos que una hora de clase, claro. Si un profesor se hace cargo, por ejemplo, de la asignatura de Historia de la Filosofía de 2º de Bachillerato que se da tres días a la semana, se le asignan tres horas lectivas. En esas horas lectivas, aparte de dar la clase, se engloba todo lo que lleva el desarrollo de la asignatura, a saber: preparación, programación, corrección de exámenes, entrevistas con alumnos, entrevistas con padres, entrevistas con directivos, reuniones de Departamento, claustros, etc. Y también toda la formación necesaria para dar bien la clase. Una persona que da clase en Secundaria es un licenciado que ha trabajado mucho tiempo para formarse, no lo olvidemos.

Ya hemos dicho en otra entrada que es imposible cuantificar todo el trabajo de un profesor exactamente y que a cada profesional le cuesta un tiempo distinto realizar todo lo necesario para impartir su clase.

Como bien explica Óscar Elía en este artículo, antes, antes de la LOGSE, una hora lectiva llevaba mucha menos carga burocrática. El tiempo que emplea un profesor hoy en día en programar, hacer informes, rellenar cuestionarios, etc., se ha aumentado exponencialmente. ¿Hace esto que la educación sea mejor? Claramente no. Revísese.

Por otro lado antes los Institutos sólo tenían gente que había elegido voluntariamente estudiar Bachillerato y que ya no eran unos niños. Los alumnos no tenían obligación por ley de acudir al Instituto. No había ningún tipo de enseñanza comprensiva como la que hay ahora que, cumpliendo una gran labor social, multiplica la complejidad y la conflictividad en los centros, acarreando mucho más trabajo en desdobles de clase, vigilancias, expedientes, etc. ¿Hace esto que la educación sea mejor? Tampoco. Que no se quite, pero revísese.

Además había otras figuras auxiliares que ayudaban mucho al trabajo del profesor, como los bedeles, secretarios, etc.

Pero poco a poco y sobre todo al llegar la LOGSE hubo que ir "normalizando" todo este sistema que se había ido desarrollando de manera más o menos espontánea, para que se adaptase a la nueva ley. Se cogió como punto de referencia la jornada de un trabajador, 40 horas semanales. Esto es un tremendo error, puesto que no nos encontramos ante un trabajo que pueda cuantificarse bien, como ya hemos visto, pero la visión sindical del PSOE convirtió a los profesionales de la enseñanza en trabajadores de la enseñanza.

La LOGSE en sí misma llevaba muchísimo trabajo burocrático que antes no existía (en esto y en todo la actual LOE es igual o peor). Además escolariza en los Institutos a niños muy pequeños en 1º de la ESO (12 años) que no se adaptaban al antiguo sistema que imperaba en los centros. Se impuso hasta 4º de ESO la educación comprensiva, por la cual ningún alumno puede quedar sin escolarizar, ni sin aprovechar el tiempo de clase, hasta los 16 años. Esto supone un enorme esfuerzo de atención individualizada que pone en tensión toda la maquinaria educativa. Desde el profesor que tiene que aguantar en clase a gente totalmente desmotivada para el aprendizaje, hasta el Equipo Directivo que se pasa buena parte del curso lidiando con los casos más conflictivos entre expedientes y visitas de familiares.

Por eso el concepto de hora lectiva pasó de ser simplemente una hora de clase a la "unidad de medida del trabajo del profesor". Hubo que cuantificar "en horas lectivas" trabajos que no se desarrollaban dentro del aula: El trabajo de Director, Jefe de Estudios, Jefe de Departamento, tutor, encargado de las nuevas tecnologías (TICs), etc.

A su vez y para unificar criterios los Centros de Formación Profesional se asimilaron a los Centros de Secundaria. Hubo pues que fijar un tope de unidades de trabajo educativo, es decir, horas lectivas para cada profesor. En los Institutos de Enseñanza Secundaria y Formación Profesional quedó fijado, por ley, en una horquilla de 18 a 21 horas lectivas. El número concreto lo decide el Equipo Directivo según la organización del centro. Además se añadió una norma, de menor rango, que aconsejaba, para mejorar la calidad enseñanza, que a ser posible no se superasen las 18 horas lectivas. Como referencia diremos que un profesor universitario (en la universidad pública) suele dar como máximo 12 horas lectivas y un profesor de primaria entre 21 y 24. Esto es prácticamente general en todos los países desarrollados, hasta donde yo sé.

Pero siempre ha habido profesores que han dado más de 18 horas lectivas o, si no había asignaturas suficientes de su especialidad, han dado menos. En ambos casos el Equipo Directivo vela porque haya una cierta igualdad asignando diferentes tareas extras a cada profesor. Evidentemente todos los profesores que tengan una plaza de jornada completa cobran el mismo sueldo den 17, 19 horas o 21. Puede haber casos de profesores interinos que sean contratados para unas horas concretas, en cuyo caso se les paga la parte proporcional de las horas que den sobre 18.

Precisiones secundarias (se puede saltar sin perder lo esencial)

Hay otros acuerdos a los que llegaron los sindicatos con la administración, como fijar el tiempo límite de permanencia de 25 horas en el centro, o cuantificar la jornada total de trabajo en 37,5 horas. Estas cuantificaciones son menos importantes. En primer lugar prácticamente siempre se está más de 25 horas en el centro, hay muchas reuniones, hay muchas horas entre clase y clase que no cuentan como lectivas pero en las que el profesor puede trabajar en otras cosas o ir a tomar un café a la cafetería del centro mientras habla con un compañero, como en cualquier trabajo. Y está el recreo que normalmente son dos períodos de 20 minutos. Por lo tanto todos los profesores del centro están las horas "obligatorias" de forma natural sin que haya que controlar nada.

Las 37,5 horas de trabajo global de las que hablan los sindicatos ya hemos explicado que son imposibles de medir con exactitud y que cada profesional en el ejercicio de su responsabilidad dedicará las horas necesarias

A todo esto hay que añadir que se crearon los centros de recursos de profesores (CRPs) en los cuales algunos profesores se dedican a impartir cursillos y promover actividades de formación dejando la clase. También tenemos que contar a los liberados sindicales. Y a determinadas plazas que no es seguro que existan cada año que se sacarán a concurso entre los funcionarios para que puedan acercarse al lugar que desean. Los puestos que dejan libres son ocupados por interinos. Éstos también ocupan los puestos dejados por los cargos políticos, las bajas por enfermedad y los puestos eventuales. Todo esto hace que la organización del trabajo del profesorado de una Comunidad sea algo extremadamente complejo y muy burocratizado en donde la eficiencia organizativa brilla por su ausencia y es aquí donde se podría más fácilmente ahorrar.



Así podría ser la asignación de horas lectivas de un profesor:

Lengua 4ºESO A: 4 h. lectivas
Lengua 4ºESO B: 4 h. lectivas
Lengua y literatura de 2º de Bachillerato A: 4 h. lectivas
Lengua y literatura de 2º de Bachillerato B: 4 h. lectivas
Taller de lengua de 2º de la ESO B: 2 h. lectivas

Total: 18 horas lectivas.

En el horario del profesor normalmente el Equipo Directivo también fija las horas correspondientes a las visitas de padres, la reunión de tutores, alrededor de tres "guardias" de clase (dependiendo de las necesidades del centro), vigilancia de recreo y pasillos, la reunión con el Departamento de la asignatura… Y también se distribuye una serie de tareas mucho más variables hasta completar las 25 horas que pueden ir desde vigilar la biblioteca hasta ocuparse del mantenimiento de algún aparato. Lógicamente queda mucho más trabajo por hacer. Podemos comparar la lista que hemos hecho al principio de la entrada con las horas fijadas aquí y nos daremos cuenta de que no se reflejan en ellas las horas de formación, las horas de preparación de clase, las horas de corrección exámenes, etc., que el profesor puede hacer cuando le parezca oportuno, como en otras muchas profesiones.

Como hemos dicho el Equipo Directivo intentará que los horarios sean equilibrados en cuanto al trabajo y por lo tanto si debido a que un año fallan determinadas asignaturas porque los alumnos no eligen esa optativa y algún profesor no tiene clases de su especialidad para llegar a 18 horas puede ser que le encarguen otras cosas que no son dar la clase exactamente. Y puede ocurrir lo contrario, que si es necesario dar dos clases de Lengua más, por ejemplo, pues un profesor tenga que dar hasta 20 o 21 horas si así se lo indica el equipo Directivo.

En todos estos casos cobrará siempre lo mismo sin depender de las horas lectivas que dé, puesto que no hemos incluido ningún cargo de responsabilidad.

Efectivamente si se desempeña un cargo, aparte de la posible reducción de horas lectivas que hemos visto antes, se recibe un complemento (en dinero) de cargo. Lo recibe por ej. el Jefe de Departamento (muy escaso), y lo reciben el Jefe de Estudios y el Director. Uno de los problemas de la enseñanza es que estos cargos están tan mal remunerados que poca gente quiere asumirlos.


La mayoría de profesores cumple perfectamente con su labor, pero, contra lo que se suele creer, sí que hay mecanismos para expedientar a aquel funcionario que no cumple con su deber. Es responsabilidad del Equipo Directivo, de la Inspección y en último término del gobernante velar por que esto ocurra. Si un funcionario no cumple con su deber será responsabilidad de sus jefes conseguir que lo haga o expedientarle y no podemos poner excusas diciendo que es un trabajador fijo que ha ganado su puesto por oposición. Es una cuestión de voluntad de hacer las cosas bien. Si no hay nadie que vigile que se hagan las cosas como se deben hacer siempre habrá gente que las haga mal y la organización se vendrá abajo. Cosa que pasa actualmente en toda la enseñanza y especialmente en la pública.

La polémica en Madrid y Castilla-La mancha


Por lo que yo sé, y ya es un grave fallo que a estas alturas de la preparación del curso no se tengan las cosas claras, lo que ha hecho la Comunidad de Madrid es contratar menos profesores interinos y decirles a los directores que se organicen como puedan asignando más horas lectivas a menos profesores. Para ahorrar, está claro. Como las horas lectivas subirán se ha dado la referencia de llegar a 20 en vez de 18, pero que esto se lleve a cabo en un periodo de tiempo tan corto y con eficacia es muy dudoso. Como hemos visto la organización educativa de una Comunidad es muy compleja y los Institutos ya están organizados desde hace muchos años con la referencia de las 18 horas. De ahí que la Consejera no sepa realmente el número de interinos que necesita.

Con más premura y precipitación lo ha hecho Cospedal en Castilla-La Mancha, puesto que los interinos ya estaban asignados en referencia a las 18 horas con carácter "provisional". Hay que tener en cuenta que desde el día 1 de septiembre están trabajando ya. Y los Equipos Directivos confeccionando el horario.
Todos los interinos han hecho sus previsiones, alquileres, colegio de los niños, presupuesto de gastos. Los centros están prácticamente acabando de organizarse. Si dicha asignación no se eleva a "definitiva" el despilfarro por mala gestión puede ser monumental. El enfado de los interinos que se quedan sin trabajo cuando ya contaban con él será enorme y el de otros profesores que deberán trabajar más sin tener preparadas las asignaturas también.

En ningún momento se ha hablado de pagar más por estas horas lectivas. En Madrid todo está confuso porque se está negociando. Según mis noticias se ha ofrecido pagar algo por el cargo de tutor (que antes no se pagaba) y elevar lo que cobra el Jefe de Departamento. Estamos hablando de 75 € mes por ser tutor de un grupo de 30 alumnos. Es decir ¡2,5 € por niño! al mes. Una hora de clase de esquí vale unos 20 €, pero claro, es mucho más importante..

Y en ningún momento que yo sepa se ha hablado de pagarle más al profesor normal que no es tutor.

Por todo lo cual es evidente para mí que no se está pagando más por trabajar esas, ya famosas, dos horas lectivas añadidas. Efectivamente se está ahorrando porque se contrata menos profesores interinos, efectivamente no se está incumpliendo la ley, pero se está sobrecargando de trabajo a los profesores puesto que esas dos horas de clase conllevan todo lo que hemos dicho al principio de más, preparar otra asignatura, corregir etc, etc.

La nueva asignación de horas lectivas de nuestro ejemplo podría quedar así:

Lengua 4ºESO A: 4 h. lectivas
Lengua 4ºESO B: 4 h. lectivas
Lengua y Literatura de 2º de Bachillerato A: 4 h. lectivas
Lengua y literatura de 2º de Bachillerato B: 4 h. lectivas
Lengua de 1º de Bachillerato A: 4 h. lectivas

Total 20 horas lectivas

En este caso nuestro profesor trabajaría bastante más pues se tendría que hacer cargo de una asignatura tal vez nueva para él de 1º de Bachillerato con sus correcciones etc. y cobraría exactamente igual que el ejemplo anterior del curso 2010-2011. 


O si es interino podría quedarse literalmente en la calle.
 

Conclusiones:
 
Si nos quedamos en el dato del número seremos víctimas de la demagogia de unos y otros. Suena muy bien "sólo trabajan 18 horas". O "nos dedicamos con todo corazón a nuestros niños, es por ellos y su calidad de enseñanza" como dicen los sindicatos. No es más que demagogia. Confío que el lector haya entendido para siempre que "hora lectiva" no equivale a "hora trabajada", que no hay nada más fácil que hacer decir a los números lo que nosotros queremos y así ocultar la verdad. Que vagos los hay en todos los lados y es responsabilidad de todos, pero sobre todo de los directivos, denunciar y corregir estos comportamientos.
La medida, me parece precipitada e imprudente como expresé en otra entrada.

Y no hemos hablado nada de la importancia de la educación en sí.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Aguirre desbarra, razonamientos sí, demagogia no

(Ver las notas sobre las rectificaciones de ámbas personas aludidas al final de la entrada)
El debate público sobre la medida de las "20 horas" va subiendo de tono y los que argumentan a favor van desbarrando cada vez más. Esperanza Aguirre ha dicho algo así como que "la sociedad trabaja más de 20 horas", argumento demagógico donde los haya. Lo tiene todo. Una falacia: confunde adrede las 20 horas lectivas con el trabajo real del profesor, como ya explicamos en la anterior entrada. Provoca el agravio comparativo activando el mecanismo del "chivo expiatorio": "son unos vagos sólo trabajan 20 horas". Hace referencia al bien común: "la sociedad". Da el dato clave: 20, número redondo. Y es fácil de memorizar. Un slogan perfecto. Eso sí, no da ninguna razón sólo apela al sentimiento.

Pero los hay peores. En esRadio he oído a Pablo Planas, director de Libertad Digital, regodearse en el manido tópico de que los profesores tenemos muchas vacaciones con el siguiente argumento: "a los padres les cuesta mucho el cuidado de los niños en septiembre mientras los profesores preparan el curso; que lo hagan en agosto". Estupendo, resulta que era eso. Se trata de que el Estado tiene que cuidar a los niños mientras los padres trabajan (digo yo que para ganar su pasta) para que no les salga caro. ¡Toma ya! ¡Y esta emisora presume de ser la más liberal! ¿Pero no decían que la responsabilidad de cuidar y educar a los niños era de los padres? Cuando hablaban de la LOE o de la Educación para la Ciudadanía todo eran derechos y responsabilidad de los padres y ahora... hay que defender "las medidas".

Nótese la envidia implícita: tienen muchas vacaciones, todos tenemos que tener las mismas vacaciones. Y el mismo sueldo, me imagino, ¿no? Y la misma casa, y el mismo coche... esta manera de pensar tiene un nombre, se llama "Socialismo".

La cuestión es muy simple: hay que ahorrar ya, y no se sabe de dónde. Esta medida ahorra porque no se contratan interinos. También lo explicamos en la anterior entrada. Si se admitiera claramente sin mistificaciones nos evitaríamos todos muchas tonterías y mucha crispación, que va en aumento. Es una medida económica, pensada por economistas y no tiene nada que ver con la calidad de enseñanza, con las vacaciones de los profesores o lo mucho que cuesta criar a un niño.

Cospedal empieza mal imponiendo así esta medida sin tiempo real para aplicarla, cuando el proceso de contratación de interinos está ya en marcha. Una cosa es que los interinos no tengan los derechos de un funcionario de carrera y otra manejarlos como si fueran de quita y pon. Por cierto, habría que decir que el Estado trata a los interinos, en cuanto a su contratación, peor que cualquier empresa privada, pero este es otro tema.

El PP tendría que haber esperado a tener el Gobierno Nacional y hacer una reforma en profundidad de la educación. Pero quiere marcar una nueva política y parecer enérgico. Por ahorrar un poco y con prisas se va a encontrar con un problema donde no lo había. La virtud más importante del político es la prudencia.

Nota 1.: La Presidenta de la Comunidad de Madrid se disculpó por estas declaraciónes según el periódico digital de ABC días después de haber escrito esta entrada: Leer la noticia.

Nota 2.: Por Twitter Pablo Planas me comunicó que se había expresado mal. Dijo que intentaría escrir algo para comunicar su verdadera opinión

jueves, 1 de septiembre de 2011

La jornada del profesor

La jornada de un profesor de Enseñanza Secundaria se mide en horas lectivas semanales. Es la mejor manera de intentar una cuantificación aproximada de algo que, por su misma naturaleza, es inconmensurable. Todas las demás consideraciones, leyes o normas son intentos absurdos de comparar cosas incomparables entre sí.

El trabajo que lleva dar una hora lectiva es también inconmensurable e incomparable para cada profesor. No es lo mismo dar una clase a dos alumnos que a 46. No es lo mismo dar clase en 3º de la ESO que en 2º de Bachillerato. No es lo mismo corregir un examen de Filosofía o de Historia que uno de Matemáticas o evaluar Educación Física.

Alegar que los profesores trabajamos poco por que “solo trabajamos 18 horas semanales” es desconocer nuestra profesión y cometer un agravio. Nadie cree que un actor trabaja poco por que esté sólo hora y media en el escenario. Nadie piensa que un presentador de radio que tiene un programa de tres horas diarias trabaje sólo esas horas. Nadie cree que un médico trabaje sólo el tiempo que está con el paciente. Es confundir el sistema de medición con el trabajo realizado. Ni siquiera una hora lectiva dura siempre 60 minutos.

El trabajo que genera una hora lectiva, fuera de “esa” hora es muy variable. Son las mal llamadas horas complementarias que están en proporción, no exacta, con las lectivas. A modo de referencia citaré: hay que preparar la clase, corregir los exámenes, hablar con alumnos en particular, con los padres, reuniones de Departamento, Claustros, evaluaciones, guardias cuando un profesor falta o hay alumnos castigados (tres horas a la semana normalmente), guardias de recreo, guardias de pasillo, visitas educativas, actividades extraescolares, exámenes extraordinarios, exámenes de recuperación, exámenes de septiembre, vigilancia de exámenes que no son propios, celebraciones y un largo etc. Medir todo esto con exactitud es también imposible.

Toda esta confusión de magnitudes vienen de intentar asimilar la jornada laboral de todos los profesionales a las famosas 40 horas semanales, cuando cada profesión tiene sus ritmos, sus formas óptimas de funcionamiento y sus servidumbres. Baste considerar, y el que haya dado clase lo sabe, que una hora de clase normal es mucho más costosa física y mentalmente que otra hora de trabajo “de oficina”.

Exactamente lo mismo pasa con el famoso argumento de que “tenemos muchas vacaciones”. Los que tienen vacaciones son los alumnos que necesitan el tiempo para estudiar, recuperarse y realizar otras actividades formativas que son tan imprescindibles o más que las lectivas, como campamentos o estancias en el extranjero. El profesor consciente corregirá y se formará en esas “vacaciones” y descansará también que tiene derecho, claro.

Otro argumento típico es que repetimos las clases que tenemos preparadas desde hace años. ¡Cómo si la Ciencia, la Filosofía o cualquier materia cambiase cada año! La ecuación de segundo grado sigue siendo igual y lo que dijo Aristóteles también. Cada profesor, aplicando su formación, hace una enorme inversión de tiempo en los primeros años para preparar bien las asignaturas, pero luego es absurdo pretender cambiar lo que funciona bien porque “se trabaja poco”. ¿O es que el médico va a cambiar un tratamiento que ya funciona para “trabajar más”? Evidentemente hay que reciclarse, formarse e innovar, pero no cambiar lo que está bien. Y la experiencia te ahorra trabajo, claro, en todas las profesiones.

Dicho todo esto ¿cuál es la jornada lectiva aconsejable para un profesor? La experiencia indica que lo mejor es dar de 3 a 4 clases diarias. Todos los sistemas educativos de los países con alto nivel educativo recogen cifras similares. Esto nos da un total semanal de entre 15 y 20 horas. En la enseñanza pública española la ley indica una horquilla de entre 18 y 21 horas con una norma que aconseja, cuando sea posible, no superar las 18. Sin embargo hay muchos casos en que se dan 19 o más.

En algunas comunidades autónomas regidas por el PP se ha dictado la norma de llegar a las 20 horas. Esta medida, por muchos otros argumentos que se den, sólo tiene un propósito: ahorrar contrataciones de interinos. En efecto, al aumentar el número de horas por profesor se reducen los profesores necesarios para dar las mismas horas, con lo que no es necesario contratar tantos profesores interinos para cubrir esas horas. Esto tiene dos efectos sobre el conjunto de profesores. Los que tengan trabajo (por ser funcionarios de carrera o hayan obtenido puestos interinos) trabajarán un 10% más. Y por otro lado, menos profesores interinos serán contratados y menos puestos de oposiciones se convocarán, es decir que habrá más paro entre los profesores. Esta medida se añade a la bajada de sueldo de un 9% (no un 5%) del año pasado. El ahorro en sí es escaso y su efectividad limitada pues habrá muchos sitios en los que no se pueda aplicar bien, las plantillas de los Institutos están pensadas desde hace mucho tiempo sobre la base de las 18 horas.

Esta medida no puede mejorar la calidad educativa de nuestro sistema de por sí muy maltrecha, sino empeorarla, pues habrá que trabajar más por menos dinero. Esto es evidente. Añadamos que no se toma ninguna medida real que vaya en la dirección de mejorar la enseñanza y que habrá más diferencias autonómicas, pues en unas comunidades la jornada será de 18, en otras de 20 y en cada una el sueldo es diferente.

Por tanto la medida es un claro error político pues ahorrará poco, generará dificultades y malestar en su aplicación, empeorará la calidad de enseñanza y dará argumentos a los que creen que el PP quiere perjudicar al sector público.

Mucho mejor hubiese hecho el PP en esperar a tener el Gobierno Nacional y tomar medidas sensatas que mejoren la calidad de enseñanza y corten el despilfarro en partidas no esenciales. Esto solo sirve para aumentar la desigualdad entre comunidades, agraviar a los profesores y crear caos al principio de curso pues no está nada claro cómo se va a aplicar. Y además le perjudicará electoralmente al PP.