El periodismo es una profesión difícil. Seguir el hilo de la actualidad obliga a informar y opinar de cosas que se desconocen, parcial o totalmente. Pero es fácil consultar a expertos o personas con experiencia. Sin embargo, en muchos casos, llevados por la parcialidad o la obcecación algunos periodistas mantienen opiniones falsas e incluso ofensivas.
La polémica sobre educación que han
levantado las medidas tomadas en algunas comunidades gobernadas por
el PP ha hecho que muchos periodistas se lanzaran a opinar sin
conocer la profesión docente a fondo. Gracias a Twitter algunos
docentes hemos podido entrar en contacto con muchos de ellos y
matizar sus informaciones, independientemente de lo que se opine
sobre la oportunidad de la medida, los datos objetivos son los que
son y no se pueden manipular.
Os contaré un caso de verdadero
sectarismo y cabezonería aunque omitiré su nombre por pudor. El
periodista en cuestión, en su programa matinal de radio, se pasó
varios minutos echando una bronca monumental a los profesores
madrileños por protestar sobre el aumento de horas lectivas de 18 a
20 cuando “en Galicia dan 21 desde hace años”. Como eso
simplemente no puede ser, le mandé un tweet para aclarárselo. Nada.
Como me parecía un periodista serio le mandé otro tweet para
advertirle que creía que estaba confundiendo profesores de primaria
con secundaria. Me contestó mandándome la noticia indicando que
leyera el cuarto párrafo. Y yo le contesté que leyera el primer
párrafo donde claramente indicaba “PRIMARIA”. No rectificó ni
por twitter ni por radio.
Luego se lío a hacer comparaciones con
la jornada lectiva de los profesores en Europa diciendo barbaridades
sobre las horas lectivas que daban sin tener en cuenta las semanas de
clase, las leyes educativas diferentes, el tipo de alumnado, etc.
Como el dato más escandaloso era el de Alemania le indiqué que en
este país las clases eran de 45 mn. y no de 60. Y así empezó un
surrealista intercambio de tweets para demostrar, al parecer, que
dábamos menos tiempo de clase.
Pero se publicó el informe de la OCDE
en el que se demostraba que los profesores españoles teníamos una
jornada lectiva bastante superior a la media de la UE y de la OCDE.
Tampoco nuestro reticente plumilla rectificó ni por un medio ni por
el otro. Emprendió entonces una nueva vía, como en dicho informe
aparecía que estábamos menos horas que otros países en los
institutos atacó por ahí y ha publicado una serie de datos de lo
que podíamos llamar “estadística-ficción”.
Nuestro periodista parece desconocer
datos elementales como que muchos centros solo abren 6 horas al día,
30 h. a la semana, luego difícilmente podemos estar más. Los
profesores españoles normalmente corregimos exámenes y preparamos
las clases en casa. Otro dato que al parecer desconoce nuestro
contumaz ‘desinformante’ es que todo profesor de secundaria puede
dar en la ESO y/o Bachillerato, luego las comparaciones no se pueden
establecer con otros países donde eso no ocurre.
Pero esto carece de importancia real.
Como ya hemos explicado en otras entradas (aquí y aquí) es imposible
cuantificar la jornada real de un profesor. Todo intento lleva al
absurdo. Y si realmente se quisiera controlar si trabajamos las 37,5
horas de las que hablan los sindicatos esto se parecería a un estado
soviético... con el mismo resultado en cuanto a la eficacia.
Simplemente hacemos nuestro trabajo lo mejor que podemos y no miramos
el reloj, como la mayoría de los profesionales.
Para ilustrar lo absurdo de estos
cálculos voy a hacer un ejercicio de estadística-ficción yo
también. Esta semana he estado en un tribunal de selectividad. El
jueves corregí 50 ejercicios en 8 horas. Es decir 6,25 ejercicios la
hora. Tengo 7 grupos de Filosofía. En una clase hay 30 alumnos y les
hago unos 10 exámenes al año. Luego 30*10*7=2.100 exámenes al año.
Si en cada hora corrijo 6,25, tardaré 336 horas. Es decir 42
jornadas de 8 horas, aproximadamente 2 meses a 21 días de trabajo.
¿Dónde están estas horas en los cálculos de nuestro periodista?
En ningún sitio. Ni son reales. No son más que ficción
estadística. No todos los exámenes son iguales, ni siempre las
clases son de 30 alumnos ni realmente se puede medir nada de todo
esto. Habrá exámenes en blanco y habrá exámenes en los que un
alumno se juega el curso que te pueden costar 20 minutos corregirlo y
estar toda la noche rumiando la decisión.
Y es que en educación trabajamos con
personas, no con números.
Espero que la frase de Manuel Vicent:
"Periodista es ese tipo que escribe a toda velocidad de cosas
que generalmente ignora y lo hace de noche y la mayoría de las veces
cansado o borracho y que no teniendo talento para ser escritor ni
coraje para ser policía se queda sólo en un chismoso o en un simple
confidente" no sea verdad en todos los casos.
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