Uno de los equívocos más extendidos
por la prensa y los sindicatos, y reflejado en las leyes es que los
profesores somos simples trabajadores de la enseñanza que cumplimos
un horario. Esto es falso y ocurre en casi todas las profesiones
llamadas vocacionales, aunque, lógicamente nosotros los profesores,
tenemos un horario fijo que cumplir con los alumnos, igual que el
médico tiene sus horas de visita.
Un profesional se forma para ejercer,
se enamora de su profesión. Estudia durante años. En cualquier
momento está leyendo, conversando y pensando en cómo mejorar, en
cómo solucionar determinado problema. Si es necesario pasar
exámenes, controles u oposiciones, los pasa y cuando ejerce se ve
realizado pues está desempeñando el trabajo para el que se ha
formado, por el que se gana la vida honradamente.
Yo he estudiado Filosofía y he tenido
la suerte de poder trabajar casi siempre en aquello para lo que me
formé. También he dado clases de Matemáticas, Informática y, por
esas curiosidades de las leyes, Tecnología. Explicar Matemáticas
elementales es enseñar a razonar, y lo mismo pasa con la
Informática. Por eso nunca me sentí a disgusto dándolas, todo lo
contrario. En el fondo son lógica. Sin embargo no soportaba dar
Tecnología, no me gustaban sus procesos ni tenía habilidad ninguna
para ella. No soy, ni quiero ser, un profesional de la Tecnología,
un ingeniero. Esta situación llegó a tal punto que cambié
voluntariamente de clases perdiendo dinero y trabajando más con tal
de sentirme a gusto en mi trabajo, con tal de dar Filosofía.
Un médico en paro puede trabajar de
camarero, pero no será un profesional de la Hostelería. Sin embargo
yo he visto en el instituto a un profesional de la Hostelería dar
clases en formación profesional de camarero. Y, las daba
perfectamente, porque era un profesional, no "trabajaba de".
Los profesores hemos cometido un grave
error al dejarnos representar por sindicatos "de clase"
como UGT o CCOO. Sindicatos politizados y comprometidos con otros
fines que no son los nuestros. Hemos dejado morir los Colegios de
Licenciados y ahora nuestra voz suena distorsionada por "luchas
de clase" y reivindicaciones extrañas, de tal forma que cuando
queremos decir que no es posible dar las clases bien en las
condiciones actuales, nuestro dictamen parece una reivindicación
laboral y no un diagnóstico técnico que es lo que es. Y así,
cuando estas condiciones empeoran, no somos capaces de hacer llegar a
la opinión pública nuestra voz. La enseñanza se muere, la
capacidad para transmitir con eficacia conocimientos disminuye y nos
cuentan que somos unos vagos. ¿De qué están hablando? Nosotros
enfocamos el asunto desde nuestra profesión y "laboralizado y
sindicalizado" el tema, la gente se cree que estamos hablando de
trabajar más o menos.
Hemos de aprender la lección para el
futuro. Tenemos que conseguir asociaciones de profesores (o como
queramos llamarlas) que sepan explicar a la sociedad que nosotros
queremos hacer nuestro trabajo bien, que somos razonables y que
estamos hablando en beneficio de todos para conseguir una mejor
educación y no de una reivindicación laboral.
Y esto incluye dejar de dividir a
profesores entre pública y privada. Todos somos profesionales de la
educación.
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